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Arboles muertos y mucha tinta

Un violín en la tormenta

Un violín en la tormenta

Autor: “Arnaldo Visconti” (seudónimo de Pedro Debrigode)

Serie: El pirata negro nº 54

Edita: Bruguera, Barcelona, circa 1950

 

Primero, hagamos una explicación contextual. Entre la otra novela reseñada en este blog y ésta, evidentemente pasaron bastantes cosas. Nuestro pirata se ha convertido en un valeroso corsario al servicio del rey de España, dirigiendo un grupo irregular llamado la Legión del Mar (aparentemente la versión corsaria de la Legión Extranjera), se ha casado y ha tenido un hijo.

Una vez dicho esto digamos que en la novela en realidad hay dos relatos casi diferenciados uno del otro. La primera parte es maravillosa: hay un barco esclavista alemán, dirigido por un capitán que quiere construir en una isla una sociedad nueva con una raza nueva y superior, que gobernará a los demás. Por supuesto en el medio se comporta como un salvaje y tirano brutal, cual dictador. Que termine todo destruido porque el pirata negro libera a los esclavos  es de una ironía y una crítica mordaz y soterrada al nazismo que asombra por su claridad. Que algo así se publicara en la nacionalcatolicísima España franquista, me parece un hallazgo.

La segunda parte es mucho más embrollada. Por un lado hay un intento de hacer pasar oro falso  por una pareja de hermanos. Pero lo principal es la pelea entre el protagonista y su hijo adolescente, un nene de mamá que quiere básicamente quiere tocar le violín. Y la verdad la respuesta de nuestro amigo pirata es la de un padre chapado a la antigua que le resulta intolerable que el hijo no quiera hacer lo que se debe como hombre y se dedique a mariconadas. Llega hasta a amenazarse con separarse de su mujer porque ésta lo apaña demasiado al hijito. En fin, un prodigio de modernidad nuestro héroe. Pero no critiquemos costumbres que en el contexto que se publicaban no eran mal vistas como hoy día.

Lo que sí molesta es que en realidad, el dramón familiar oculta la falla estructural, que Debrigode oculta a golpe de grandes diálogos y grandes personalidades. Pero la segunda mitad de esta novela es confusa, como si fuera un episodio de telenovela venezolana a mitad de temporada, la situación se estira hasta lo indecible sin parecer muy claro hacia dónde va. Probablemente si uno lee toda la serie en el largo plazo, la cosa sería mucho más coherente. Como no dispongo de otros episodios, no consigo engancharme con él.

Y otro detalle: la tapa es LA MISMA que la novela anterior de la serie que reseñara (miren en el link de arriba y verán), lo cual creo que es una de las pocas veces que veo algo así en la literatura pulp, donde, generalmente se tomaban el trabajo de tener una tapa original y llamativa en cada número porque era le principal argumento de venta ¿A qué vino esa tacañería de parte de Bruguera?

Resumiendo la primera mitad de esta novela es maravillosa y la otra confusa. Tengo la sensación que la obra de Debrigode parece oscilar justamente entre ambas puntas: a veces brillante, a veces confusa. Sin embargo, debo decir a su favor que se nota que hay brío en la serie. Si por una de esas casualidades aparecen más episodios de la serie, los compraré y leeré con interés.

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